La
felicidad se puede definir, o al menos, yo la defino como esa sensación
de lleno interior, de sentir que con lo que estas, puedes sonreír y vivir
contento, no es solo el hecho de tener muchas cosas, sino de necesitar las
pocas que tienes; cierto es que con algunas cosas materiales creemos que
tendríamos las cosas más fáciles, pero no nos compensa de ningún modo ese lleno
interior, ese gozo y esa plenitud con la vida. Por esto, vemos niños que apenas
tienen para comer, sonreír como nosotros nunca hemos hecho cuando sacan un
balón de fútbol, cuando alguien viene a ayudarles aunque sea con una bolsa de
trigo de 700 gramos para 200 personas; por esto, no apreciamos lo que tenemos,
porque estamos acostumbrados a ser felices, y desde que perdemos algo material,
creemos que estamos dejando de serlo.
En los momentos en los que nos paramos, pensamos, reflexionamos y
sobretodo, comparamos, son los momentos en los que nos damos cuenta de que
somos unos afortunados infinitos, que ciertamente tenemos un lado sentimental,
gracias a esto aprendemos a valorar, a restar importancia en lo material, y a
amar un poquito más. Todos podemos alcanzar la felicidad, exponiendo nuestros
proyectos de vida, y nuestros valores como persona, valorando todo lo que
tenemos y pensando que hay gente que no tiene ni la mitad de lo que tenemos
nosotros.
La felicidad es un don gratis y para todos, a los que
tenemos mucho nos cuesta darnos cuenta de ello, pero a los que tienen poco no
les cuesta nada.